Cuando se crece terminamos dándonos cuenta que nunca paramos de
crecer, en el trascurso del tiempo acabamos dándonos cuenta que quizás
el príncipe azul existe, pero es tan difícil de encontrarlo como buscar
una aguja en un pajal.
Nos terminamos de dar cuenta que todos esos cuentos de hadas
difícilmente se pueden hacer realidad, nunca nuestras historias de amor
serán igual a todas esas historias que nos contaron.
Aprendimos que los finales felices no existen, porque siempre habrá
altercados que nos imposibilitan a tener el final de cuentos de hadas.
Mientas avanza nuestras vidas nos vamos dando cuenta que aunque
luchemos por alcanzar a ser personas consecuentes nunca alcanzaremos a
serlo del todo, porque a medida que vamos cambiando cambian nuestras
opiniones y lo que se pudo haber dicho un año atrás, hoy dices lo
contrario.
Nos damos cuenta que si somos ignorantes somos más felices y a medida
que poseamos mayor conocimiento de las cosas se va disminuyendo la
felicidad, pero aun así a pesar de todo se va descubriendo una nueva
forma de vivir y quizás sea mucho mejor de lo que nos imaginábamos.
Nos damos cuenta que el carecer de sueños nos hace conformistas y
aceptar cualquier cosas, nos hace perder el horizonte y nunca salimos de
un punto, del aquel grupo de los normales, de los típicos.
Nos damos cuenta que la única forma de unir el pasado, presente y
futuro es gracias a los sueños, las ideas y las ganas de querer vivir,
Ya que no existe, presente sin un pasado, y no vale la vida sin planear
un futuro, y aquí surgen las ideas y los sueños pues ellos para ser
creados necesitan un pasado lleno de aprendizajes, un presente para
crearlas y un futuro para que se vuelvan realidad y se necesitan ganas
de vivir para que poder cumplir.
Nos pasamos la vida buscando nuestra propia religión, filosofía y
felicidad, que nos terminamos olvidadnos de los detalles de la vida y
que hay detalles que nos pueden hacernos encontrar con lo que buscábamos
más fácilmente, pues como todos sabemos de lo sencillo surgen grandes
teorías.
